No lo dudes - Contra el maltrato denuncia - Llama a 016 - +información pulsa sobre este texto.
Cuando lo conocí pensé que era el hombre de mi vida. Ese
chico guapo, con esa mirada de infarto por el que todas mis amigas suspiraban,
iba a ser mío.
Pero claro, no todo podía ser perfecto. Sus celos, eran
demasiado fuertes. Poco a poco, mi vida se desvaneció para empezar a vivir su
vida y a su modo. Primero, empezó a hacerme sentir como una puta. Que si esa
blusa es de guarras, que si el escote es de fulanas. Y Una falda corta, eso era
ya una depravación. Mi ropa era muchas veces motivo de malas caras.
Yo pasaba de todo eso. A mí nadie me tenía que decir como
vestirme, pero no sé porque poco a poco, y sin darme cuenta, en mi armario el
largo de las faldas fue creciendo y escotado de las blusas disminuyendo. Él
ejercía su poder, en la sombra, a base de hacerme sentir sucia, como si el
hecho de arreglarme fuera ya una forma de infidelidad.
Y lo peor de todo eso, es que te acostumbras, y forma ya tan
parte de tu día a día que no te das ni cuenta de cómo te vas doblegando. Vas
dejando de ser tú; alegre, risueña, coqueta... para convertirte en una
extensión de su vida.
Pero te vas dejando, por lastima, por que sientes cosas en
tu interior, porque sabes que su vida no es nada fácil, porque piensas que si
lo dejas se perderá, porque te necesita, por su familia, a la que adoras y te
adora, por muchas justificaciones absurdas que utilizamos para convencernos a
nosotras mismas de que no nos estamos equivocando.
Luego fue pasando el tiempo, yo enamorada de él como una
perra, él pasando de mi como de la mierda.
Ya sabe que me tiene, que me ha doblegado a su antojo, que
me ha moldeado de nuevo. Ahora ya no pone malas caras por mi ropa, pues mi
vestuario es a su antojo. y yo aún ni me he dado cuenta... Es más, pienso que
al final se ha acostumbrado a mi forma de vestir. Ilusa.
¡Ahora mi problema es otro, pues resulta que me follo a
todos los compañeros de trabajo, viene a recogerme al trabajo, me siento
vigilada, incomoda, pues si me ve riendo o hablando de forma confiada con algún
compañero, ya la tengo liada! Ha invadido mi espacio vital, me falta el aire,
pero lo quiero. Es su forma de amarme. No quiere perderme. Es muy protector
conmigo... ¿no es un encanto?
Más adelante nos fuimos a vivir juntos... y claro, él no iba
a permitir que yo trabajara. Yo era una reina. Y las reinas no trabajan. No sé cómo
me dejé embaucar. La cuestión es que terminé dejando el trabajo.
La convivencia...En fin, que te voy a contar... un niño mal
criado. Todo a mesa puesta. Yo limpio. Yo cocino. Yo recojo la casa. Yo lavo la
ropa. Yo plancho. Yo todo... ¡claro, como no trabajo! Él trabaja y va al bar con los amigotes. Yo
estoy más sola que la una. Yo vivo cabreada.
La primera vez fue a lo grande... Vino del bar. Borracho. Y
con ganas de follar. Yo estaba cansada, de lavar, de recoger la casa, de
cocinar, de estar sola, de trabajar para él. No me apetecía, además iba
borracho y me daba hasta asco. Él no lo aceptó, estaba fuera de sí. Me forzó.
Sentí un sudor frío por todo mi cuerpo, sentí por primera vez miedo. Me dejé
hacer. Era lo más fácil para mí. Lo menos doloroso físicamente. Pero estaba causando
estragos en mi interior. Él se dedicó a gemir mientras me follaba. No era él.
No lo reconocía. Estaba penetrándome contra mi voluntad. Yo me limité a llorar.
La persona que más amaba me acababa de violar. Iba borracho. Se lo perdoné.
Ese fue el primero de muchos días, en que sentí miedo a su
lado, cambió su gesto, cambiaron sus modos, ya no pedía, ordenaba. Me sentía
atemorizada. Empezó a subir el tono de sus palabras. Los insultos. Nunca hacía
nada bien. Intentaba mejorar para que no se enfadara. Pero nunca lo acertaba.
Quedé atrapada en su vida, una vida que me destruía. Que me hacía infeliz.
Aquello era ya una lucha por sobrevivir. Por intentar conseguir una tregua. Un
momento de paz, de sosiego. Por intentar conseguir un triste beso.
Al final, no pude aguantar la presión. Me revelé, le planté
cara. No iba a consentir que me trataran como una mierda. Eso a mí no me iba a
pasar. Ataqué de la única forma que pude y escupí mis palabras. Puse los puntos
sobre las íes.
Ese día, obtuve mi primer resultado. Mi primera paliza.
Moratones y magulladuras por todo el cuerpo, estaba molida, dolorida. Pero ese
dolor no era el más doloroso, era mi alma, partida en dos. Mi corazón
reventado. Aquello era demasiado ya. Necesitaba huir. ¿En qué me había
convertido? Necesitaba contárselo a alguien, desahogarme, hablar con alguna
amiga. ¡No tenía! lo había dejado todo por él! ¡Dios! Estaba presa en una cárcel
sin barrotes... ¿cómo había terminado en esa situación?
A partir de ahí...Cada vez que me golpeaba iba aumentando mi
odia hacia él. Iba haciéndome fuerte. Yo sabía que no podía luchar contra él,
en sus mismas condiciones. Ahora ya me había quitado la venda de los ojos. Me
había hecho sentir odio, hasta el punto de poder coger un cuchillo y hacer mi
propia justicia. Pero no, no iba a pagar con mi libertad, por un ser tan
despreciable. No. no iba a arruinar mi vida. Ideé un plan y cogí las riendas de
mi vida.
Cuando él llego a la casa, yo le estaba esperando sentada en el salón, junto a mí, una maleta. Estaba tan nerviosa que no sabía ni si me
saldrían las palabras.
Le dije, que me iba, que no lo soportaba más, que me había
hecho demasiado daño, que no iba a dejar que me tratará como lo estaba
haciendo. No iba a tolerar una sola paliza más.
Él se rio descaradamente en mi cara, me vaciló. Yo no me iba
a ir a ningún sitio, según él. Empezó a insultarme como siempre y cuando fue a
pegarme de nuevo. Se llevó una gran sorpresa.
¡Empecé a reír y solo pude decir... - ¡Amor, hoy la paliza
te la voy a dar yo!
En la habitación aparecieron dos hombres increíblemente
fuertes y musculados. Se quedó asombrado, tanto que ni reaccionó cuando uno de
ellos le propinó el primer puñetazo en la cara. Después de ese, vino otro, y
otro, y otro puñetazo, hasta que cayó al suelo, donde fue recibido con patadas.
Yo no me atreví a acercarme. Me temblaban las piernas, me causaba mucho dolor
la escena, pero era necesaria, necesitaba que sintiera por una sola vez, lo que
yo sentí tantas veces.
Él se retorcía de dolor, intentaba defenderse, pero las ostias
le llovían por todos los lados. Mientras le iban recordando lo poco hombre que
era.
Cuando vieron que ya no se defendía, fue cuando vino lo
mejor para él. Los matones que había contratado para la ocasión lo ataron de
pies y manos. Lo desnudaron y con un consolador, que untaron de
vaselina para que resbalara lo mejor posible, lo penetraron, una y otra vez.
Supongo que no lo disfruto. Pues lloraba igualito que yo. Y eso, que conmigo él
no tuvo nunca el detalle de la vaselina.
Al terminar, vinieron las explicaciones, pues mis nuevos
amigos, y no de forma muy cariñosa le explicaron que no se acercara a mí. Que,
si se acercaba y me hacía algo, que se olvidara de su polla, porque se la iban
a cortar.
Por último, hicieron que me pidiera perdón por todas las
veces que me había violado, insultado y pegado. Con la cara ensangrentada y
entre lágrimas me pidió disculpas. Yo, lloraba desconsoladamente, pues había
llevado al extremo aquella situación.
Me quedé mirándolo con lágrimas en los ojos, solo llegué a
balbucear... Yo te quise...
Cogí la maleta, y salí de aquella casa para comenzar de
nuevo mi vida...
DENUNCIA POR FAVOR --- El odio solo genera más odio...
DENUNCIA POR FAVOR --- El odio solo genera más odio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ahora te toca a ti! di.